Inmunoterapia intranasal reduce la mortalidad y potencia las vacunas anticovid
De un preparado de bacterias muertas (denominado MV130).
Una inmunoterapia basada en la administración intranasal de un preparado de bacterias muertas (denominado MV130) es altamente eficaz para prevenir la mortalidad causada por el coronavirus SARS-CoV-2 y para potenciar el efecto de las vacunas contra el Covid-19.
Lo ha comprobado -de momento en animales- un equipo de científicos españoles, que han demostrado con estos resultados que se puede mejorar la eficacia y la respuesta inmune de las vacunas, particularmente en algunos segmentos de la población y también frente a las variantes del patógeno que puedan reducir la eficacia de esas vacunas, y contribuir así a una mejor protección de la población frente al Covid-19.
Los resultados de la investigación -que se publican hoy en la revista Frontiers in Inmunology- han arrojado una contundente evidencia científica: la mortalidad de los ratones infectados fue significativamente menor cuando recibieron esa inmunoterapia (MV130) antes de la infección.
En la investigación han participado numerosos centros, coordinados por los investigadores Carlos del Fresno, del Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Universitario La Paz; Juan García Arriaza y Mariano Esteban, del Centro Nacional de Biotecnología (CNB) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC); y David Sancho, del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC).
La llegada de las vacunas ha sido la mejor arma contra la pandemia, han subrayado el CNIC y el CSIC en una nota difundida hoy, pero han constatado la necesidad de disponer de herramientas efectivas y rápidas para responder a la aparición de nuevos virus, algo que se puede conseguir mediante el entrenamiento de la respuesta inmunitaria.
Y la inmunoterapia compuesta por bacterias muertas (denominada MV130), producida por la empresa española Inmunotek (Alcalá de Henares, Madrid), ha demostrado esa eficacia en los experimentos que se han realizado en el Centro de Investigación en Sanidad Animal (CISA) del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA-CSIC), en Madrid.
EFE